La historia de las calesas o carrozas en Lima es muy larga. Han sido parte importante de la identidad de la ciudad y hasta hay calles y plazuelas que tenían (y aún tienen) el nombre de carrozas. Hoy se ha puesto de moda, no sin controversia, hablar de nuevo de esos vehículos que en una versión más moderna se siguen usando. Y es que actualmente se pueden conseguir alquiler de carrozas para quince años, carruajes para bodas, y se ha propuesto su uso para paseos turísticos. Conozcamos un poco más de ellas.
Historia de las calesas en Lima
El coche o calesa es un artefacto que apareció en las cortes europeas del Renacimiento, y posteriormente, llegó hasta los virreinatos americanos. Aunque sea difícil de creer, ya desde 1575, es decir, apenas 40 años después de fundada Lima, había en esta ciudad un gremio de carroceros (especialistas en hacer coches), cuando entonces no había tal cosa ni en Londres, ni en Madrid, ni tampoco en Sevilla.
Hay que recordar que en la primera cuadra del jirón Huánuco (Barrios Altos) se llamaba antiguamente Carrozas por ser el lugar en donde se reparaban y guardaban las carrozas fúnebres.
Sin embargo, tal desarrollo estuvo a punto de ser cortado cuando el rey Felipe II prohibió usar y tener carruajes. Pero, parece ser que aquí en Lima no se le hizo mucho caso a su majestad, pues aumentaron los coches, tal y como lo dejó escrito el padre Cobo quien indicaba que si en 1599 apenas había en Lima un puñado de carrozas, “bien llanas y de poco valor”, casi treinta años después había más de doscientas “todas ellas costosísimas”.

A tal punto llegó la exuberancia de estos coches que hubo el mismo Calderón de la Barca se preguntaba en su comedia “Guárdate del agua mansa: “¿qué Indias hay donde no hay coche?”.
Una anécdota curiosa que nos deja ver la importancia que llegaron a tener las carrozas es que después del terremoto del 20 de octubre de 1687 el virrey duque de la Palata se refugió en su calesa. Sobre esto dejó escrito:
“tuve por habitación” durante dos meses y medio, soportando incluso en su interior dos sangrías, “mientras atendí al despacho ordinario en un desacomodado toldo en la plaza”.
VirREY DUQUE DE LA PALATA
¿Cómo eran las calesas en Lima de la época del virreinato?
Una idea de cómo era las carrozas o coches nos la da el cuadro con la vista de la Plaza Mayor de Lima de 1680. Allí puedes ver tres coches. Llama la atención varios detalles. Para empezar, las ocupantes son mujeres, y esto indicaría que se relacionaba lo femenino con el coche (lo cerrado, lo protegido), mientras que lo masculino era asociado con el hecho de montar el caballo (lo abierto, lo dominante).

Otros detalles: los coches no tienen pescantes, por lo que el cochero tenía que ir montando sobre uno de los caballos para dirigir el paso del carro. Esta característica las hacía algo rústicas, pues aún había que esperar hasta el siglo XVIII para que las calesas tuvieran toda la influencia de los “grands carosses” franceses 😎. Estos vehículos ya vienen con un pescante incluido para que vaya sentado el conductor, como la que hay en el Palacio de Torre Tagle de Lima.

Esta calesa es particular, pues debe ser la única sobreviviente en Lima del siglo XVIII. Está hecha de madera de cedro y cachimbo. La caja está pintada de un suave tono azul que contrasta vivamente con el color oro de los fileteados y el color rojo de sus vigas. En las puertas lleva los escudos de la familia Ortiz de Zevallos, descendientes de los Torre Tagle. Y aunque no lo creas debajo de uno de los asientos interiores, hay un hueco que debe haber servido a manera de urinario 😮. Es posible que este vehículo haya sido hecho aquí en Lima.
Otra cosa interesante son los sistemas de sopandas. ¿Sooooo qué?🤔Sopandas son las correas de cuero que se ponían a modo de suspensión e iban debajo de la caja, es decir, el lugar en donde iban las personas transportadas. Así, los ocupantes evitaban la molestia del traqueteo y los saltos por los baches y el empedrado que tenían las calles de la Lima de entonces (igualito a varias calles limeñas hoy en día 😓).
Las calesas virreinales como símbolos de poder
Poco a poco los coches o calesas fueron ganando más importancia y se convirtieron en una especie de símbolo de estatus social. Podrían haber sido como especies de tronos movibles desde donde los más privilegiados miraban a los pobres y simples peatones.

El viajero francés Freizer escribió que para inicios del siglo XVIII había en Lima cuatro mil carruajes o calesas de buena calidad. ¿Te imaginas 4 mil de estas carrozas andando por toda Lima? Y cuando hablo de Lima de entonces no me estoy refiriendo a la Lima actual sino a las de esa época que era, esencialmente, lo que hoy llamamos el Centro Histórico de Lima. Lo que quiere decir que el hecho de tener uno de los peores tráficos del mundo ya había empezado antes que nosotros… A inicios de 1801 había ya cientos de calesas charoladas, “las más costosas en este género de carruajes”.
Las calesas en el arte
En la sala capitular del convento de Santa Catalina de Siena de Cuzco existe una pintura mural de finales del siglo XVIII pintada, posiblemente, por el gran Tadeo Escalante. En este mural representó una serie dedicada a los placeres del mundo. Aunque no lo creas en esa obra, el coche o carroza es representado como uno de esos placeres. Dentro del vehículo hay una pareja, por lo que es una escena galante. Al servicio de la feliz pareja hay un grupo de asistentes (jinete que abre paso, cochero, lacayos) lo cual refuerza la idea de que el coche era parte de las vanidades del mundo.

Imagen: Peru Barroco
Por otro lado, en el claustro mayor del convento de san Francisco de Lima, se puede ver un mural en el que se representa a Francisco de Asís en un carro de fuego, lo que nos recuerda un suceso importante en la vida del santo. Esa imagen nos recuerda el triunfo de san Francisco y de la Iglesia sobre la herejía.

El final
El siglo XIX se dejó de producir coches y calesas en Lima. Entraron importaciones europeas (principalmente desde Inglaterra) y así una larga tradición de carroceros y cocheros limeños llegó a su fin.
Fuentes
- Barrenechea, R. (1965). Pequeña antología de Lima: el río, el puente y la alameda. Lima: Instituto Raúl Porras Barrenechea.
- Bromley, J. (versión 2019) LAS VIEJAS CALLES DE LIMA. Municipalidad Metropolitana de Lima
- Recio, A (2013). La carrocería peruana virreinal a partir de un memorial del gremio de Lima de 1778 en Laboratorio de Arte 25 (2013), pp. 515-531.