La fundación de Lima fue una ceremonia muy formal que se celebró en las primeras horas de la mañana del 18 de enero de 1535 en lo que es ahora la plaza Mayor. Debió haber habido una mesa donde el escribano real, Domingo de la Presa, escribía con tinta vegetal sobre un papel de fibra de algodón el acta de la fundación. Alrededor había muchas personas, entre ellos Francisco Pizarro, quien de hecho firmó el acta. A propósito, este documento de gran valor y que tiene casi 500 años se guarda en el archivo histórico de la Municipalidad de Lima.
Posteriormente, se colocó en el mismo lugar donde se hizo la fundación un rollo o picota que no era sino un tronco de madera que marcaba el centro urbano y legal, pues simbolizaba el poder civil y penal que tendrían las autoridades de la nueva ciudad. Desde allí se comunicaban los decretos y se ajusticiaban a los condenados.

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Más adelante se puso una primera pileta en reemplazo de este rollo, el cual se movió frente a lo que es el actual pasaje Olaya y, finalmente, iría a la desaparecida plazoleta de Desamparados, frente al Puente de Piedra. Desde allí se pierde su rastro.
Es así que la ciudad quedó asentada “en el mismo sitio y lugar que hoy ocupa la plaza” la cual se convertiría en el principal escenario de los momentos más importantes de nuestra historia y también el espacio principal de celebraciones y momentos menos alegres. Y, claro, el lugar desde donde la ciudad empezaría a crecer… hasta lo que es hoy
¿Por Qué Francisco Pizarro Fundó Lima?
La historia de la fundación de Lima empieza en los Andes. Y es que el año de 1532 el conquistador Francisco Pizarro fundó en las tierras altas del Perú la ciudad de Jauja, pero poco tiempo después los vecinos de esa flamante villa encontraron muy difícil vivir allí, por lo que decidieron mudarse a un sitio cercano al mar.
Llegaron así a Pachacamac desde donde el 6 de enero de 1535 Pizarro envió a Ruiz Díaz, Juan Tello y Alonso Martín de don Benito, a buscar un sitio para asentar una nueva ciudad. Hasta que por fin encontraron “el pueblo de Lima” (como consta en el acta de fundación de nuestra ciudad) que no era sino uno de los muchos pequeños centros urbanos que habían sido absorbidos por los Incas y el cual era administrado por el curaca Taulichusco.

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Dicho lugar era el ideal porque, a decir de los españoles, “la comarca es muy buena, y tiene leña y tierras para sementeras y cerca puerto de la mar”. Y es que había aquí ya un centro urbano con canales de agua, algunos edificios, vías, gente y campos y toda la infraestructura necesaria para hacer posible la vida.
Fuentes
- Reinhard, A. (2018). El Damero de Pizarro. El trazo y la forja de Lima