Si alguna vez te has preguntado por qué la ciudad se llama Lima, aquí te compartimos una interesante explicación.
Antes de la llegada de los conquistadores a la zona que hoy conocemos como el Centro Histórico de Lima, ya existía un centro poblado que no debió haber sido muy grande. Los españoles le llamaron el “pueblo de Lima” tal y como lo definieron en el acta de fundación de la ciudad.
Encontraron ideal este espacio para fundar una urbe, ya que tenía canales de agua, gente, animales, chacras, es decir, todo lo necesario para hacer la vida posible. Además, se encontraba muy cerca del mar, algo muy importante en caso tuvieran que tomar las naves e irse.
Y aquí fundaron la “Ciudad de los Reyes”, que es el nombre español de nuestra ciudad, ¿pero por qué nadie se refiere a ella con tal nombre? ¿En qué momento dejamos de llamarla así y empezamos a llamarla Lima? No lo sabemos a ciencia cierta, pero sí se sabe que ya existía aquí un lugar que los conquistadores llamaron “Lima” por haber oído, seguramente, a los nativos referirse a este lugar de esa manera.

Quiere decir que por alguna desconocida razón los limeños de ahora seguimos llamando a nuestra tierra de una manera similar (si no igual) a como se referían a ella hace más de 500 años. Pero, ¿qué significaba Lima o Límac como aducen otros que se llamaba este lugar? El Padre Bernabé Cobo, a quien el historiador Porras Barrenechea proponía llamar “el cronista oficial de la fundación Lima”, escribió en 1653
. «Porque unos quieren decir que con él significaban los indios el río que corre por esta ciudad […]; otros, que era nombre de este valle o de solo el pueblo de indios que había en este asiento, y no falta quien diga haber sido nombre de un famoso ídolo que tenían aquí los indios, que daba sus respuestas oráculos. […]. Informándome yo acerca de este punto […] de algunos indios viejos que yo alcancé, que se acordaban del tiempo en que los españoles vinieron a esta tierra, me respondieron por cosa cierta y asentada entre ellos: que a toda la población de indios que se extendía por las riveras de este río llamaban antiguamente Limac.» (Cobo, 1964: L. I. Cap. IV).
Como vemos, «límac», o “lima”, no solo es el nombre de un río, sino de todo un valle en donde, también, se tenía como dios importante a uno que tenía la facultad de hablar y del cual derivaría el nombre de toda esta región. Todo esto se refuerza con lo que escribió el padre agustino Antonio de la Calancha en 1638:
“deseoso yo de saber lo cierto, i con curiosidad de averiguar lo verdadero me fui al indio Governador de la Madalena i Surco que son Indios naturales de aquel antiguo pueblo, i preguntándoles el por que se llamava esto Rimac, me respondieron: Eres tu a caso de los que creen que se llama Rimac por su rio? Llamavase asi el Dios que asoraban nuestros abuelos, porque les ablava i respondía; cosa que nunca vido en la Huaca de Pachacamac, i por onra de su Dios llamaron Rimac a su valle. Esto les e oído muchas veces que me e informado, sin que uviese indio antiguo que dijese lo contrario. Entonces supe que era la Huaca deste ídolo lo que oy está en las tierras que los españoles llamamos Lima tambo, i los indios Rimac Tanpu, que quiere decir casa, vivienda o mesón del Dios que abla; aunque lo que se llamava tanpu, era casa Real que cada pueblo temía en que se aposentaba el Inga, i era un Galpón”
Pero, detengámonos, un poco, en dos partes del escrito de la Calancha:
“Llamavase asi el Dios que asoraban nuestros abuelos, porque les ablava i respondía; cosa que nunca vido en la Huaca de Pachacamac” (el remarcado es mío)
El agustino nos indica que los indígenas de esta zona se comunicaban con su dios Lima o Limac como lo hacía el famoso Pachacamac. Es posible que el orgullo local y ciertas conveniencias hayan llevado a los antiguos limeños entrevistados por de la Calancha a ponderar el poder de su dios en detrimento del poderoso y respetado Pachacamac que aparentemente estaba entonces perdiendo su prestigio como oráculo.

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Y es que en enero de 1533, poco después de haber capturado al inca Atahualpa en Cajamarca, los conquistadores enviaron a Hernando Pizarro a Pachacamac junto a 25 jinetes para recoger oro de ese templo que era parte del botín que el inca prisionero había ofrecido por su libertad.
Según el cronista español Pedro Pizarro, el soberano había ordenado dar todo el tesoro de Pachacamac quien para él “no es dios”, sino más bien un ser embustero, pues había aconsejado mal a Huayna Capac, padre de Atahualpa, en cuestiones de salud y había muerto.
Y cuando Huáscar (hermano de Atahualpa con quien se enfrentó en una guerra por el poder justo en el momento en el que llegaron los españoles) le preguntó al oráculo quién de los dos iba a vencer, el dios le dijo que él, es decir, Huáscar… y venció Atahualpa.
Para colmo de males, Atahualpa mandó a preguntar al dios Pachacamac si vencería él o los españoles, y la deidad le dijo que él. Como vemos, sus últimos vaticinios de ya no eran precisos y es posible que su reputación estuviera menoscabada y fuera otro dios (en este caso Lima) quien en ese momento tuviera una mejor consideración… aunque no duró mucho, pues justo llegaron los conquistadores y…
También el gran cronista mestizo Garcilaso de la Vega confirma la información de la existencia del dios local (una especie de “Apolo Délfico”) en sus “Comentarios Reales de los Incas”. Dios que por cierto debe haber sido respetado también por los Incas a su llegada a esta zona a mediados de 1430, aproximadamente. Entonces, Lima no tuvo ese nombre nativo por el río, sino por una deidad local que bautizaba al valle, al río y al pueblo que aquí floreció previo a la llegada de los conquistadores.
Pero, continuemos con el texto de la Calancha y ahora preguntémonos… ¿Dónde estaba el oráculo del Rímac?… Lo responderemos en la siguiente entrada 😊
Fuentes
- Cobo, B. (1956). Historia del Nuevo Mundo.
- El rostro andino de Lima. El Dominical de El Comercio, 05 de mayo de 2019. Recuperado de: https://elcomercio.pe/eldominical/rostro-andino-lima-maria-rostworowski-noticia-632031-noticia/
- Garcilaso de la Vega (ed. 2005). Comentarios reales de los incas. El Comercio.
- Pizarro, P. (vers. 1986). Relación del descubrimiento y conquista de los reinos del Perú. Universidad Católica del Perú
- Rostworowski de Diez Canseco, M. (1999). Los curacas costeños. Histórica, 23(2), 283-311. Recuperado de: https://revistas.pucp.edu.pe/index.php/historica/article/view/8759
- Rostworowski de Diez Canseco, M. (2002). Señoríos indígenas de Lima y Canta. Lima: IEP.